Todos los países del
mundo tienen recursos legales que permiten la eventual nacionalización de
alguna empresa privada en pro de salvaguardar la economía patria en situaciones
excepcionales. Sin embargo, en gran parte de Sudamérica se ha abusado con frecuencia
de las medidas intervencionistas con finalidades políticas; lo cual ha
provocado la consabida desconfianza a invertir en la zona. Argentina, que como
otras potencias sudamericanas pretende desde hace tiempo espantar la
desconfianza internacional, se ha enfrascado en un conflicto con Repsol-YPF que
amenaza con trasladar el control de la filial a manos estatales.
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| Bandera de YPF, empresa comprada por Repsol en 1999, junto a la de Argentina |
El gobierno argentino
acusa a Repsol de descuidar la inversión e infraestructura de las explotaciones
petrolíferas con la mal sana intención de aumentar el precio energético; por su
parte la empresa petrolera se defiende alegando que los focos argentinos están en
decadencia y su explotación requiere una costosísima inversión. Tras meses en liza el pasado jueves se filtró
que la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sopesaba presentar
un borrador de proyecto ley que
autorizaba a intervenir las acciones de la multinacional española. La
contundente reacción del gobierno español, actuación inesperada ante lo elevado
de su tono, obligó al ejecutivo argentino
a recular y negar la existencia del polémico borrador.
El conflicto parece lejos
de vislumbrar un desenlace –de hecho ya se alarga desde hace casi un año-, pero
al menos todos los actores implicados han presentado definitivamente sus
posturas: el gobierno español ha anunciado que tomara todas las medidas necesarias
para defender las empresas españolas, la UE se ha mostrado tan tibia como de
costumbre y solo se decidió a intervenir para reconocer que no cuenta con
mecanismos para revertir el posible abuso, por su parte la presidenta argentina ha dejado
claro que está dispuesta a recurrir incluso a la expropiación, a modo de amenaza,
con tal de espantar la paulatina subida del coste energético en un país que ha
sido un importante exportador hasta hace poco tiempo.

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