viernes, 13 de abril de 2012

El borrador de la discordia


Todos los países del mundo tienen recursos legales que permiten la eventual nacionalización de alguna empresa privada en pro de salvaguardar la economía patria en situaciones excepcionales. Sin embargo, en gran parte de Sudamérica se ha abusado con frecuencia de  las medidas intervencionistas  con finalidades políticas; lo cual ha provocado la consabida desconfianza a invertir en la zona. Argentina, que como otras potencias sudamericanas pretende desde hace tiempo espantar la desconfianza internacional, se ha enfrascado en un conflicto con Repsol-YPF que amenaza con trasladar el control de la filial a manos estatales.

Bandera de YPF, empresa comprada por Repsol en 1999, junto a la de Argentina

El gobierno argentino acusa a Repsol de descuidar la inversión e infraestructura de las explotaciones petrolíferas con la mal sana intención de aumentar el precio energético; por su parte la empresa petrolera se defiende alegando que los focos argentinos están en decadencia y su explotación requiere una costosísima inversión.  Tras meses en liza el pasado jueves se filtró que la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sopesaba presentar un borrador de proyecto  ley que autorizaba a intervenir las acciones de la multinacional española. La contundente reacción del gobierno español, actuación inesperada ante lo elevado de su tono,  obligó al ejecutivo argentino a recular y negar la existencia del polémico borrador.    

El conflicto parece lejos de vislumbrar un desenlace –de hecho ya se alarga desde hace casi un año-, pero al menos todos los actores implicados han presentado definitivamente sus posturas: el gobierno español ha anunciado que tomara todas las medidas necesarias para defender las empresas españolas, la UE se ha mostrado tan tibia como de costumbre y solo se decidió a intervenir para reconocer que no cuenta con mecanismos para revertir el posible abuso,  por su parte la presidenta argentina ha dejado claro que está dispuesta a recurrir incluso a la expropiación, a modo de amenaza, con tal de espantar la paulatina subida del coste energético en un país que ha sido un importante exportador hasta hace poco tiempo.       

César Cervera Moreno

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