lunes, 2 de abril de 2012

Un escaño que obliga a un pacto de máximos

El pensamiento más recurrente durante la resaca electoral de la pasada semana fue: “En Andalucía gana el PP y gobernara  el PSOE; en Asturias vence el PSOE pero gobernara el PP”, un galimatías político que ha hecho las delicias de toda clase de columnistas y tertulianos hambrientos de frases lapidarias. No obstante, nadie había contado con el inesperado escaño que el partido socialista obtuvo a toro pasado gracias al voto “extranjero”, que obliga al PP a establecer un pacto entre FORO y UPYD que albergue, sin titubeo, un único candidato. Es decir, al PP no le sirve la abstención de sus posibles socios ni  que el FORO presente, solo para la galería, un candidato  simbólico a la presidencia.

Álvarez Cascos (FORO) estrechando la mano a Mercedes Fernández (PP)



Si bien en Andalucía incluso en los sondeos se estimaba como indudable e inquebrantable un pacto de izquierda para que Griñan pudiera perpetuarse en el poder; en Asturias nadie se atrevió a adelantar la clase de pacto que se podría alcanzar, lo único evidente era que tarde o temprano Cascos y el PP estaban obligados a entenderse. Con el nuevo escenario, la clase de entendimiento requiere precisamente la flexibilidad que provocó la convocatoria de elecciones adelantadas -al no encontrar el ejecutivo de Cascos una vía para sacar adelante sus presupuestos-.


Antes de las elecciones, Foro con 16 diputados fue incapaz de tejer acuerdo alguno con el PP -partido tan afín a Cascos como que fue el suyo durante 15 años y con el que a pesar de su traumática salida comparte casi por completo programa electoral-. Ahora, sin mayoría absoluta de la derecha y con cuatro escaños menos que hace sólo unos pocos meses, el acuerdo debe ser de máximos. Condenados a entenderse.


La cuestión podría quedar en un ejemplo más de la teatralización de la política, siempre mutando con el objeto de agarrarse al poder; si no fuera por los aterradores datos económicos generados por la ausencia de gobierno. Cuando Cascos llegó al Gobierno el déficit del Principado era del 1,37 por ciento, apenas 300 millones de euros. En diciembre se había disparado hasta el 3,64 por ciento, 845 millones, lo que se traduce en 100.000 desempleados en la comunidad. Un desatino político demasiado caro para los tiempos que corren.



 
César Cervera Moreno

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