Mucho se espera de Hollande,tanto desde la izquierda europea como desde aquellos que buscan una alternativa a las políticas de austeridad y recortes impuestas por Merkel. Expectativas que deberá hacer frente un político de perfil gris, cuyas promesas electorales aparentan ser tan tibias y desalentadoras como las del agotado Sarkozy. El socialista Hollande aboga por respetar la austeridad fiscal pactada con la UE, pero exige que sea complementado por medidas que fomenten el crecimiento de los países periféricos a cuya situación Francia se asoma en ocasiones. En cualquier caso, a sabiendas de que todo queda supeditado al liderazgo alemán, ninguno de los candidatos se ha atrevido a concretar ninguna propuesta factible, limitándose a fórmulas mitineras.
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| Imagen de François Gérard Georges Hollande, lider socialista durante un mitin |
Por su parte, Nicolás Sarkozy ha evidenciado, a través de una campaña improvisada y apática, el irreversible desgaste político en el que lleva inmerso desde hace cuatro años. Con un 64% de votantes insatisfechos, ningún presidente reciente había padecido una desvalorización tan prolongada en la historia de Francia Con los resultados previstos, la segunda vuelta se convertiría en un mero trámite gracias al gran colchón de votantes de partidos de izquierda minoritarios que apoyarían a Hollande; por el contrario, Sarkozy tan solo puede esperar que una parte del electorado de la extrema derecha, que espera cosechar un gran resultado, y del centro se viertan en su candidatura.
En cualquier, caso ni uno ni otro parecen capacitados para albergar la esperanza de liderar al fatigado y quebrado proyecto europeo. La vieja Europa se encuentra sumergida en una crisis económica y sobretodo política que amenaza con engullir la UE; mientras, Francia, como ocurriera en los prolegómenos de la II Guerra Mundial, se muestra ensimismada y aislada en su propia democracia, sin intentar si quiera el disputar el mando a Merkel. Francia y sus políticos requieren de la UE para salir de esta crisis económica que amenaza con recrudecerse a nivel nacional, y sin embargo los políticos franceses no están dispuestos a aceptarlo en sus discursos ¿lo estarán sobre el terreno?
César Cervera Moreno

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